Brayda dedicó mucho tiempo a “su” Cántico espiritual, pues quería ofrecer un lectura pictórica que estuviera a la altura de esta obra que ha cautivado por igual a creyentes de todos los credos religiosos como a indiferentes, lo que explicaría que haya sido traducida a más de 50 idiomas.

Por otro lado, él era un artista al que le seducía especialmente la idea de descubrir y aprender una nueva técnica, un nuevo soporte… le resultaba una excitante aventura en la que aplicar su dominio del dibujo y del color y dejar correr su fantasía. Y le motivó la idea de un ebook enriquecido con música y voz sincronizada con el texto.

Artista polifacético, deja una obra ingente y muy variada en temáticas y soportes. Trabajó mucho en el teatro, fue Premio Nacional de Escenografía en 1997, pero también mostró su amplia obra pictórica en exposiciones individuales y colectivas y en la que podemos encontrar grabados, dibujos, diseño gráfico, cómics, carteles, pintura…, destaca su interés por el mural, el grafiti y el fresco. Por ejemplo, los hermosos frescos que decoran el salón de actos del Palacio de Longoria de Madrid, sede de la SGAE, donde luce un magnífico y colorista pavo real y una bandada de golondrinas.

Deja tres hijos y viuda y un montón de amigos, entre los que tuvimos la suerte de contarnos.