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Escritor madrileño (1600-1681), su vida transcurrió en una época de importantes cambios en el pensamiento, la ciencia, las creencias y las costumbres, así como en una España que desempeñaba entonces un papel hegemónico en el mundo. En contraste con ese marco histórico, tan documentado, la biografía de Calderón no es muy pródiga en datos de carácter personal e íntimo, por eso algunos autores han hablado de “biografía del silencio”.
Podemos ver ecos de la vida familiar del dramaturgo en un gran número de obras, protagonizadas por el carácter autoritario de su progenitor y su rebeldía como hijo. Pedro era el tercer hijo del matrimonio de don Diego Calderón y doña Ana María de Henao, una familia hidalga de Viveda, cerca de Santillana (Santander). Él nació en Madrid el 17 de enero de 1600. Estudio en las universidades de Alcalá de Henares y de Salamanca.
Al parecer, su primera obra teatral es Amor, honor y poder, que se representó en el Real Palacio el 21 de junio de 1623. Por lo menos, ésta es la primera de la que tenemos noticia segura. Después de este incipiente período de creación dramática, hay un intervalo de dos años en los que parece no haber escrito nada hasta 1625, fecha en que probablemente escribió El sitio de Bredá, en que se relata el hecho bélico que tuvo lugar en junio de dicho año.
El segundo período de su producción dramática, que se inicia tras el año 1625, es quizá el más fecundo de su larga vida. Calderón, que había pasado al servicio del condestable de Castilla (según cree Cotarelo, aunque sin pruebas), tendría acceso a la biblioteca de su señor. A este período pertenecen obras tan conocidas como El purgatorio de san Patricio, Luis Pérez el Gallego y El príncipe constante. Esta última obra nos hace rememorar otro episodio de la vida de Calderón que parece bien significativo de su carácter impetuoso.
Cuando en 1636 Calderón publica su Primera parte de comedias viene encabezada por La vida es sueño. Este hecho nos habla del valor que el autor daba a esta obra. En aquellos años las creaciones calderonianas se representaban ante la corte en palacio y de ahí pasaban a los teatros populares. Con la inauguración del nuevo palacio en el Retiro (lugar que desde entonces se llamará “El Buen Retiro”) a fines de 1633, Calderón escribe el auto sacramental titulado El nuevo Palacio del Retiro, estrenado en la primavera de 1634. . En julio de 1635 se representará en los estanques del Real Palacio del Buen Retiro otra obra mitológica, titulada El mayor encanto amor, cuyos efectos escénicos dirigió el italiano Cosme Lotti. El gusto por este tipo de representaciones espectaculares, en las fiestas de palacio, era corriente en la época. Al tiempo, Calderón cultivaba un tipo de comedia costumbrista o también llamada “de capa y espada”. Del mismo año es, por ejemplo, la comedia de enredo El escondido y la tapada.
El 6 de enero de 1640 se liberó Salces del asedio de los franceses y Richelieu decidió retirar sus tropas. Es entonces cuando los catalanes iniciaron su rebelión. Los caballeros de las Ordenes Militares salieron a campaña y con ellos Calderón, pues había sido ordenado caballero del hábito de Santiago en 1637. Calderón pidió su retiro, que esta vez fue definitivo, pero algunos críticos han querido ver cierto desengaño de Calderón por esta guerra y por la vida de la milicia en general, expresado en El Alcalde de Zalamea. Sin embargo, el dramaturgo conservó siempre (como Cervantes) un acendrado respeto y admiración por la profesión militar, como se muestra, por ejemplo, en los versos famosos de la comedia Para vencer a amor, querer vencerle.
Los autos sacramentales realmente importantes datan ya de 1634, como La cena del rey Baltasar (El gran teatro del mundo rondaría esos años), pero es muy probable que ya hubiera escrito otros como El divino Jasón, La iglesia sitiada, etc. Una vez que Calderón, ya en edad madura, decide hacerse sacerdote, se consagrará enteramente a la composición de estas piezas religiosas y del teatro de palacio.
Todavía en 1680, por encargo real, Calderón compone su última comedia: Hado y divisa de Leonido y Marfisa. La obra tiene algo de testamento dramático pues recupera muchos de los motivos de su teatro y, en concreto, tiene puntos de contacto con La vida es sueño. Asombrosamente, debido a su avanzada edad, escribía los autos sacramentales del año 1681; terminó el primero de ellos, denominado El cordero de Isaías, y llevaba casi concluido el segundo, La divina Filotea (que terminó Melchor de León, según parece), cuando se sintió enfermo de gravedad. La disnea que le acometió le dejó totalmente postrado. Su vida se extinguió a las doce o doce y media de la mañana del domingo 25 de mayo de 1681.